jueves, 23 de junio de 2011




La música venezolana es de las mejores de la América española, y sin embargo, casi no se conoce fuera de Venezuela. Quizás sea por algo que le oí decir muchas veces a Arturo Uslar Pietri: la calidad no se vende, la falta de calidad sí. Allí está, para demostrarlo, el caso del Merengue venezolano, o más específico aún, el Merengue caraqueño, que es (o casi habría que decir “fue”) muy superior al dominicano, pero se quedó en Caracas, en tanto que el dominicano se conoce en el mundo entero. Ambos, el caraqueño y el dominicano, provienen de la Contradanza española modificada especialmente por los esclavos africanos. La otra forma musical caraqueña fue el Paso Doble, hoy también desaparecido, y que no era una copia del madrileño, sino más bien una versión caraqueña, simplificada, del Paso Doble canario. Y hubo además, aunque nunca tuvo mucha importancia, la Polka, igualmente hija de la Polka canaria con su carga de humor urbano. El Merengue y el Paso Doble tuvieron algo muy parecido a un renacimiento gracias al trabajo de los “Cañoneros” caraqueños, que no sólo los tocaban en fiestas y en actos públicos, sino que los grabaron para la posteridad.
Como para ratificar lo dicho y pensado por Uslar Pietri, el Joropo es considerado, fuera de Venezuela, la manifestación más importante del folklore venezolano. Cuando es de las menos ricas. El Joropo, que es tan colombiano como venezolano, es descendiente directo del Fandango español. En Venezuela lo hay especialmente en los Llanos, que es el más conocido, aunque también existe en otras regiones, especialmente en los Valles del Tuy, en donde, por cierto, los “arpistos” suelen “calentar” sus instrumentos con melodías del preclásico y el barroco europeo, que tomaron, obviamente, de la música que solían ejecutar los amos de las haciendas en los tiempos coloniales, y que los esclavos escuchaban desde afuera de las casas. El llamado “Joropo tuyero” es bastante más interesante, musicalmente hablando, que el llanero, y también, como para darle la razón a Uslar Pietri, es menos conocido.